Las visitas al ginecólogo, ¿sola o con tu madre?
Es posible que muchas mujeres, sobre todo en la adolescencia, no acudan al ginecólogo por miedo o por vergüenza, aunque tengan múltiples dudas.
Esto puede deberse al desconocimiento o a la falta de conversaciones abiertas sobre el tema en el entorno familiar o educativo, libres de tabúes y de forma normalizada desde una edad temprana. Es bueno tratar estos temas de una manera natural, ya que tanto los niños como los adolescentes necesitan la orientación de sus padres para poder tomar decisiones sanas y apropiadas acerca de su sexualidad.
Cuando se da esta naturalidad, se crea un clima de confianza entre padres e hijos que favorece el planteamiento de cualquier pregunta que preocupe sobre sexualidad y anticoncepción. Los padres también han sido adolescentes y seguro que han tenido las mismas dudas que os pueden estar asaltando a vosotras en este momento.
En cualquier caso, y como los padres no siempre tienen respuesta para todo, la consulta al médico o ginecólogo se presenta como algo fundamental, ya que pueden ofrecer la información necesaria para tener una vida sexual plena y sana, y asesorar, entre otras de las diferentes opciones anticonceptivas y aquella más adecuada para cada caso.
Si la relación entre madre e hija tiene el clima de cercanía y confianza necesario, puede ser positivo que la madre acompañe a la hija en esta primera visita con el ginecólogo.
El Dr. Sergio Haimovich, ginecólogo especialista en contracepción, explica en una entrevista publicada en La Vanguardia cuál podría ser un regalo muy especial para una hija adolescente: «¡Una visita a un ginecólogo/a de confianza después de la primera regla! A solas, y así saldrá bien informada para los años venideros».
El Dr. Haimovich afirma que su lema sobre contracepción es: «Mujer, ¡conoce todas tus opciones!», y declara que se trata de una valiosa ayuda para ser más feliz.
El Colegio Americano de Ginecólogos recomienda que las chicas acudan por primera vez al ginecólogo entre los 13 y los 15 años, coincidiendo con la etapa de su primera menstruación. Los controles ginecológicos rutinarios deberían realizarse a partir del primer año en el que se mantienen relaciones sexuales.
En consecuencia, solas o acompañadas, es importante que se realice la primera visita al ginecólogo/a y las sucesivas visitas rutinarias de control durante el resto de la vida, asegurándonos así de cuidar nuestra salud en un aspecto tan destacado como éste.
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